1 de febrero de 2013

MINOTAURO


MITO DEL MINOTAURO

MITO DEL MINOTAURO
Según la mitología, el dios Zeus le regaló al rey de Creta, Minos, un bellísimo toro blanco para ser sacrificado en honor a Poseidón. El toro era tan hermoso que Minos no fue capaz de sacrificarlo, quedándoselo él, y sacrificando otro toro al dios del océano esperando que éste no se diera cuenta del cambio. Poseidón, por supuesto, notó la diferencia y se llenó de ira. Como castigo a Minos, el dios hechizó a Pasifae, la esposa del rey, e hizo que ella se enamorara del toro blanco. Pasifae intentó entonces seducir al toro de diversas formas, pero ninguna dio resultado, por lo que ella decidió pedirle ayuda a Dédalo, el arquitecto más hábil de Creta. Dédalo construyó entonces una vaca de madera, hueca, de forma que Pasifae pudiera esconderse en su interior. La reina regresó disfrazada a donde el toro, y éste, confundido por la perfección del disfraz, la montó.

Fruto de dicha unión nació el Minotauro, un ser violento, mitad hombre, mitad toro, que se alimentaba de carne humana. Para esconder su vergüenza y proteger a su pueblo, el rey Minos rogó al inventor Dédalo que le construyera un laberinto del que el monstruo nunca pudiera salir. Cada nueve años, a fin de apaciguarlo, Minos le ofrecía la bestia, siete mujeres y siete jóvenes que imponía como tributo a la ciudad de Atenas.

El héroe griego Teseo se mostró dispuesto a acabar con esos sacrificios inútiles y se ofreció a sí mismo como una de las víctimas. Cuando Teseo llegó a Creta, la hija de Minos, Ariadna, se enamoró de él. Ella lo ayudó a salir dándole un ovillo de hilo que él sujetó a la puerta del laberinto y fue soltando a través de su recorrido. Cuando se encontró con el Minotauro dormido, golpeó al monstruo hasta matarlo, salvando también a los demás jóvenes y doncellas condenados al sacrificio haciendo que siguieran el recorrido del hilo hasta la entrada.

Esta es la base mitológica de una historia que, seguramente, no fue tan truculenta. Efectivamente el mítico Minos fue rey de Creta que a finales de la Edad del Bronce, haciendo de la isla una cultura floreciente y próspera que comerciaba con todo el mediterráneo. Contemporáneo del también mítico rey Argantonio, que, casualmente, también reinaba en uno de las zonas más ricas de nuestra Península “Tartessos”.

¡Es la voz del Gran Chaman!

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