VENGANZA
Cerca de Toledo hay un pueblo dónde ocurrió una de las
historias de terror jamás contada.
La historia de la violenta muerte, a finales del siglo
XIX, de un niño llamado Federico. Quien era el séptimo hijo de la familia.
Todos sabían que este niño tenía poderes ocultos, y que si lo descubría o los
revelaba, el pueblo caería en desgracia.
Era callado y tímido, y todos los niños lo miraban como
si fuera un monstruo. Por eso el más anciano del pueblo reunió a una secta
satánica, para que mataran al chico y el pueblo no corriera peligro.
Estos persuadieron al chico para que los siguiera hasta
un cobertizo apartado, y allí realizaron un ritual macabro relacionado con
Satán. Ataron al chico de pies y manos, totalmente desnudo. A continuación le
echaron aceite hirviendo por todo el cuerpo para quemar las impurezas, le
sacaron los ojos a pesar de que este seguía con vida, y lo descuartizaron para
luego meter los trozos en un barril y después echarlo al río.
Cuando al día siguiente fueron a visitar al anciano a su
casa, nadie les contestó, así que decidieron entrar por su cuenta. Pero lo que
encontraron allí les heló la sangre de las venas.
El anciano yacía muerto en el suelo, sin ojos y sin una
mano, la cual había sido usada en forma de brocha para escribir este macabro
mensaje:
"Sangre inocente ha sido derramada, los hijos de
Satán morirán."
Se dice que no se les volvió a ver, y de vez en cuando se
ve la cara de un niño en la ventana del cobertizo, diciendo:
"He vengado, he vengado, los hijos de Satán han
pagadooo..."
¡Es la voz del Gran Chaman!
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