EL DIABLO
EL
COMODÍN
Es culpable el que esgrime el dedo acusador.ANÓNIMO.
Se halla en un
vestíbulo oscuro iluminado por teas. Las llamas brotan de cuencos de aceite
suspendidos del techo con cadenas. La iluminación es tenue y el aire frío.
Penetra en una gran sala sin ventanas y llega al pie de una escalinata. De las
paredes cuelgan instrumentos de castigo o penitencia: látigos, hierros y flagelos
diseñados para causar sufrimiento a través del sentido del tacto. Su pie
resbala a causa de la sangre desparramada por el suelo. De una bombilla situada
en el techo mana una luz amarilla y difusa.
En el fondo del pasillo alguien
grita de dolor. ¿Qué ocurre entonces?
El Diablo
representa todo aquello que es negativo y nos frena. ¿Culpamos de nuestra falta
de determinación y éxito a las cosas negativas? ¿Son reales estas barreras o
las creamos para sabotearnos?
La carta
del Diablo hace referencia a la falta de clarividencia. La gente puede estancarse
en esta carta, como en cualquier otra, pero en este caso resulta realmente
lóbrego. Las personas que se estancan en su sentimiento de culpabilidad son su
peor Diablo. Se castigan con la enfermedad, la depresión y el empobrecimiento.
No se trata, forzosamente, del empobrecimiento económico —porque el Diablo
puede, supuestamente, conceder dinero a sus partidarios—, sino de la
incapacidad para obtener cosas. La gente que gana dinero por medios perniciosos,
esto es, a través del narcotráfico, la prostitución, la explotación o el
crimen, acumulará capital, pero nunca disfrutará realmente de lo que éste les
aporta. El dinero obtenido de tales fuentes es, en cierto modo, «oro ficticio»
que en un principio parece solucionar los problemas, pero que a la mañana
siguiente se convierte en polvo. La felicidad que se esperaba obtener de ese
dinero simplemente no existirá. Se diría que existe una maldición sobre el
dinero adquirido mediante estas vías.
La carta
del Diablo nos recuerda que debemos aferrarnos a nuestros principios éticos y
no transigir, aunque con ello los compañeros nos condenen al ostracismo.
La
representación tradicional de la carta del Diablo consiste en un hombre y una
mujer encadenados por una figura diabólica. La carta del Diablo simboliza la
falsa impresión de estar atrapados, pero si observamos detenidamente la carta
veremos que las cadenas están bastante sueltas. Así pues, la esclavitud es,
básicamente, una elección personal.
El Diablo
se guía por el principio de la culpa, el remordimiento y la autoabnegación.
Mucha gente se condena por sus malas acciones pasadas. Viven en el abandono y
la esclavitud, las dos caras de la moneda, y creen que la vida no puede
ofrecerles nada nuevo o diferente. Las personas adictas a las drogas constituyen
el ejemplo más claro de esta cadena. El Diablo integra todos los aspectos de
la coacción y la esclavitud. Representa todo aquello de lo que debemos
desprendernos. Tal vez, al principio, parezca placentero, pero en realidad no
hace más que mantenernos aferrados a los viejos patrones del pasado. «Más vale
malo conocido que bueno por conocer», dicen.
La carta
del Diablo nos insta a enfrentarnos a nuestra actitud negativa y a empezar a
vernos de forma más positiva. Debemos amarnos y aceptarnos a nosotros mismos
y dejar de juzgarnos y censurarnos. Una cosa es estar excesivamente satisfecho
de uno mismo y otra negarse a aceptar la belleza, la fuerza y la sabiduría personales.
¡Observe cuán sabio puede ser algunas veces! ¡Observe cuán bello es! Es su
mente, y sólo su mente, quien sostiene que usted es todo menos perfecto.
El Diablo
nos enseña a observar las situaciones. ¿Se nos aparecen colmadas de problemas y
dificultades o somos capaces de ver en ellas oportunidades ocultas?
Si
tropieza con la tentación, la injusticia, la contradicción, la duda o la
adversidad, mantenga la fe en el fuego sagrado que yace en su interior.
Convénzase de que nada ni nadie puede apagar o arrebatarle ese fuego.
El Diablo
puede, asimismo, ser muy positivo en nuestras vidas. En cierto modo, el Diablo
me ha ayudado a valorar la vida y a adquirir la energía necesaria para superar
mis propias limitaciones. No podía seguir ocultándome bajo su dominación: «No
puedo hacerlo», «Soy estúpido», «Es demasiado caro», «Nadie me quiere», etc.
Enfrentándome al Diablo he hallado el mejor remedio para relacionarme con él:
una buena carcajada. Es todo lo que hace falta. Si puede reírse de sus propios
problemas, lleva medio camino ganado.
ASPECTOS NEGATIVOS DEL DIABLO
Ignorancia,
codicia, envidia, demasiado orgullo, intolerante, mal uso del poder,
manipulación, odio, represión, falso propósito, malhumor, pesimista,
derrotismo, autocastigo, castigo corporal, tiránico, egoísmo, necesidad de
poner a prueba a los demás, terco, necesidad de dominar, demostrará que usted
está equivocado, anulación, negación, no respeta los derechos de los demás,
rígido/inflexible, taimado, perverso, complejo/telaraña, delator,
vicios/sadismo, fatalismo, miseria.
PALABRAS CLAVE DEL DIABLO
Pensante,
cambio de opinión, reflejo, indulgente/tolerante, compara, futuro, serio,
respeto, estructura, prudente, calculado, convencional, trabajador,
disciplinado, responsable, reservado.
SUGERENCIAS DEL DIABLO
Cuando
dude de sus actos, observe sus motivaciones. No imponga sus opiniones o
voluntad a los demás. No castigue por placer. No anule.
Aprenda a
reírse de los problemas. Sea amable consigo mismo y con los demás. La única
fuerza capaz de vencer el mal es el amor Divino. Los principios del amor
armonizan todas las cosas. Aprenda a amar.
Libérese
de las ataduras tomando conciencia de su libertad para elegir. Desarrolle una
mayor autoestima.
¡ES la voz del Gran Chaman!
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