26 de septiembre de 2013

ARCANO MAYOR XVI

LA TORRE

LA TORRE
EL DESTRUCTOR.

No es preciso sufrir un caos continuo para crecer.
ANÓNIMO.

Es de noche, pero la luz cubre el cielo, iluminando por un instante una ladera desolada donde la lava se ha amontonado y solidificado creando formas grotescas. A lo lejos divisa un pico elevado, en forma de cono, que emite una tenue luz roja sobre las nubes errantes, revelando la presencia de un volcán parcialmente in­activo. Un viento frío lo envuelve, un viento penetran­te que remueve iras y hostilidades, aun cuando no exis­te motivo. Las nubes se abren y vislumbra un pequeño edificio sobre la ladera del volcán. Su construcción an­tigua parece indicar que ha estado allí durante siglos. ¿Cómo ha podido sobrevivir a los redobles del volcán? Se acerca al edificio y advierte que hay luz en su inte­rior y que sus habitantes están cantando una suerte de himno o liturgia. Dé vida a la escena.

La Torre pone a prueba los cimientos de nuestras vi­das. ¿Erigimos castillos en el aire o construimos sobre tie­rra firme? En la Torre vemos el rayo azotando las paredes del edificio. Se ha dicho que representa a Dios derriban­do el trabajo del hombre. En realidad, esta carta muestra el modo en que el hombre culpa de sus errores a Dios, pues si aquél hubiese instalado un pararrayos en la Torre, ésta habría escapado de la destrucción puesto que la des­carga eléctrica se habría desviado al suelo sin mayores consecuencias. Por lo tanto, si deseamos que las cosas funcionen, debemos asumir la responsabilidad de nues­tras vidas. No podemos seguir culpando a nuestros pa­dres, a nuestra educación, al gobierno o a los dioses: de­bemos recuperar el poder asumiendo la responsabilidad. Cuando culpamos de nuestros problemas a factores ex­ternos, estamos desprendiéndonos de nuestro poder y re­nunciando a cualquier oportunidad de cambio.

La Torre nos insta a tomar precauciones. Si una casa se construye sobre la arena o sus cimientos no se im­plantan convenientemente, es obvio que con los años se vendrá abajo. Si el propietario o los vecinos no hacen nada para evitarlo, la casa tarde o temprano quedará re­ducida a escombros, arrastrando consigo las viviendas colindantes.

El mismo fenómeno ocurre en la vida de cada perso­na. Si no nos cercioramos de la solidez de los cimientos sobre los que construimos nuestra vida, el rayo de la To­rre la destruirá por completo. Recuerde alguna ocasión en que haya visto cómo algo se desmoronaba con rapi­dez y comprenderá la influencia de la Torre.

Los efectos de la Torre son devastadores. Pueden ma­nifestarse como una serie de desastres en cadena (pierde las llaves, luego le roban el coche, le desvalijan la casa, lo despiden del trabajo, etc.) o como un colapso nervio­so, un accidente, una enfermedad, etc.

La carta de la Torre nos purga de los viejos comporta­mientos y actitudes. Nos abre los ojos a la nueva reali­dad. Cada crisis hace estallar los espejismos que confor­man nuestra vida. La Torre es, en realidad, una pasadera que extiende nuevos cimientos en nuestra vida. Pone a prueba nuestra fuerza y nos ayuda a evaluar una vez más nuestra situación actual.
La vida en la Tierra es una gran escuela donde se nos pone a prueba continuamente. Es a través de estas pruebas que la gente desarrolla poco a poco la fe, la esperanza y el amor.

Esta carta nos habla del coraje frente a la adversidad. Nos enseña que la ira no siempre es destructiva. Si da­mos una salida positiva a la ira, ésta puede constituir una fuerza para generar un cambio creativo. Fue la ira la que indujo a la gente a abolir el tráfico de esclavos y a luchar por la Carta Magna o la Declaración de Derechos y por la libertad para elegir el gobierno de su país. Cuan­do la ira se reprime degenera en una herida cancerosa que conduce a la enfermedad y la depresión o engendra violencia y destrucción. En los programas de asesoramiento, la persona, antes de pasar de la apatía a la eufo­ria, debe atravesar un estado en el que toma contacto con su ira y la expresa.

Esta carta también nos advierte que deberíamos utili­zar la boca con mayor frecuencia para hacer saber a los demás qué deseamos, qué no estamos dispuestos a tole­rar y cuándo nos decepcionan. ¡Debemos aprender a utilizar este poderoso aparato que es la boca! Una vez activada, puede tener efectos increíbles. Recuerde algu­na ocasión en que se liberó de un nudo en el pecho al decir a una persona lo que pensaba realmente y com­prenderá el poder de esta experiencia.

La Torre actúa, sobre todo, como una limpieza kármica. No sólo afecta a personas o situaciones, sino tam­bién a países. El clima, las inundaciones, los terremotos, las guerras, el hambre, los tornados, las erupciones vol­cánicas, todo ello está relacionado con la Torre. Algunos países o poblaciones necesitan experimentar una Limpieza kármica para crecer de nuevo.

ASPECTOS NEGATIVOS DE LA TORRE
Vandalismo, confusión, tempestuoso, desmoronamiento, error, ruina, caída, construir castillos en el aire, rígido, “sabelotodo”, furia/violencia, rabia/feroz, misoginia, peligro, destructiva, colapso, cambia la forma.

PALABRAS CLAVE DE LA TORRE
Repentina, velocidad de la luz, fuego tensión, agitación, impetuosa, sorprendente, advertencia/prueba.

SUGERENCIAS DE LA TORRE
Esté preparado cuando surjan los problemas.

No reprima la ira, no le tenga miedo. Diríjala.

Utilice la energía de forma constructiva para iniciar la transformación y desprenderse de las viejas formas. Muéstrese dispuesto a cambiar las viejas formas. No recluya la energía. Construya su vida sobre cimientos más sólidos.

¡Es la voz del Gran Chaman!


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