LOS SEIS PRINCIPIOS DEL PENSAMIENTO BUDISTA.
Principio
de causalidad:
Toda acción actúa
como causa, produce un efecto; las acciones, a su vez, son causadas por el
arsenal de la formación de ideas;
La causa del
arsenal es el vacío o talidad. Todo es interdependiente, está conectado,
formando una totalidad armónica.
Principio
del indeterminismo:
Todo
fluye y está sujeto a un cambio constante. No se concibe un principio inmóvil o
un Dios creador (como en el Cristianismo y el Hinduismo) ni un decreto del
cielo (como en el Confucionismo), no se plantea.
Principio
de identificación mutua:
La
primera forma es por mezcla.
Conlleva
una cierta tendencia al sincretismo. La segunda considera dos realidades
opuestas como aspectos de una misma realidad, según se mire desde el punto de
vista esencial o fenoménico. Por ejemplo: dolor es no-dolor, actuar
no-actuando.
La
tercera considera idéntico lo que solamente en apariencia es diferente. Por
ejemplo: la ola es mar.
Principio
de la verdadera realidad:
La
verdadera realidad es vacío o talidad, la realidad tal cual despojada de cuanto
cae en sentido. Lo más importante, lo esencial en el Zen, es caer en la cuenta
de esta realidad.
Principio
de totalidad:
Está
recogiendo sobre todo en los sutras Avatamsaka o Kegon. Todo es uno, está
conectado con la totalidad y es interdependiente. Todas las cosas se reducen a
lo uno, y lo uno se manifiesta en la diversidad.
Principio
del nirvana, o libertad perfecta:
Es
un concepto básico del Budismo, que se refiere a una realidad no
conceptualizada propiamente. Nagarjuna, consecuentemente, contesta a alguien
que le pregunta sobre el nirvana: “Si el nirvana fuera existencia y
no-existencia...”, “si el nirvana fuera a la vez existencia y no-existencia...”
y “si el nirvana no fuera ni existencia ni no-existencia” . Se suele hablar
de nirvana como extinción. Lo mismo que el “vacío”, sin embargo no tiene que
ver con la nada nihilista. No responde a la pregunta de si algo existe o no,
sino si es perceptible o no. “¿Existe o no existe? No podemos concebirlo”
(ibidem).
El
nirvana en la vida cotidiana es el estado de quien vive libre de pasiones y
deseos. Estando sometido a todos los cambios del mundo fenoménico, actúa desde
su ser esencial, desde la talidad, de un modo completamente natural. El nirvana
definitivo es la liberación total después de la muerte, desaparecidos los
sentidos.
Sin
duda, el zazen, la práctica de abismamiento del Zen, responde a este transfondo
filosófico, o esta filosofía es el modo como se ha ido dando nombre a la
experiencia de la realidad última. ¿Qué ha sido primero, el huevo o la gallina?
¡Es
la voz del Gran Chaman!
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