13 de noviembre de 2013

LEYENDAS MEXICANAS II

LA LEYENDA DEL MURCIÉLAGO



LA LEYENDA DEL MURCIÉLAGO


















La leyenda del murciélago es un relato mexicano.

Cuenta la transformación que tuvo el murciélago cuando se vistió con las plumas de otras aves.

Aquella transformación afectó a su modo de ser y a su modo de relacionarse con los demás.

Intervino entonces el Creador y volvió a sufrir una transformación.

Seguro que alguna vez te ha maravillado la belleza de una mariposa o el esplendor de un pavo real. ¿Sabías que esa belleza y ese esplendor apenas son el pálido reflejo de los que tuvo el murciélago? Fue el ave más bella de la creación. De eso hace mucho tiempo. Ni los más viejos lo recuerdan. Tendrías que rebuscar entre los apolillados manuscritos de las más antiguas bibliotecas para encontrar algún dato de esta historia.

Al principio, el murciélago era como es hoy, y se llamaba Biguidibela (de biguidi, 'mariposa', y hela, 'carne'; es decir, 'mariposa desnuda', aproximadamente). Un día que hacía mucho frío, subió al cielo y le pidió al Creador que le diera plumas como las de los pájaros. Pero el Creador le dijo que no le quedaban; que bajara a la tierra y pidiera una pluma a cada una de las aves. Así lo hizo el murciélago; y eligió a las que tenían los colores más intensos.

El murciélago se hizo así con muchísimas plumas de distintos colores. Sabía que era bellísimo y volaba de aquí para allá, luciendo su precioso plumaje.

Todas las aves se paraban a mirarlo; él aleteaba haciendo brillar sus alas multicolores; Estaba tan contento, que adoptaba cierto aire de prepotencia.

Una vez, como en un eco de su vuelo, creó el arco iris. Era todo belleza.

Estaba tan orgulloso que la humildad lo abandonó por completo. Su continuo pavoneo hacía sentirse chiquitos a los demás. Llegó hasta reprocharle al precioso colibrí que su belleza no fuera ni la décima parte de la suya.

Cuando el Creador supo que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, lo llamó al cielo; pero también allí se pavoneó y revoloteó presumiendo. Entonces empezaron a caérsele las plumas. Él volaba y volaba mientras sus plumas iban cayendo.

Durante todo el día llovieron plumas multicolores. Desde entonces, otra vez desnudo, el murciélago se refugia en cuevas y trata de olvidar la belleza que una vez tuvo; solo sale de noche, para que nadie pueda verlo.

MORALEJA: NO INTENTES PARECERTE A LOS DEMÁS,SÉ TU MISMO.


¡Es la voz del Gran Chaman!

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